Capital
“El primer efecto de este momento de exteriorización alienante (extrañamiento) es la generación de miseria para la persona que trabaja y riqueza para el polo opuesto, es decir, para el trabajo enajenado o capital” (Ávalos, 2012).
Así, el trabajador genera riqueza ajena de donde mismo sale el elemento que va a determinar que acepte su dominación: el salario.
El trabajador sirve al trabajo dirigido por una inteligencia ajena, que
no permite que pueda trabajar con su creatividad, lo que no permite la praxis.
La determinación de la enajenación sería el polo opuesto a la praxis, la cual si permite la libertad creadora en el trabajo vivo, que no es ajeno, y que no sirve a una voluntad e inteligencia ajenas.
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